En pos de la Libertad de Cuba
Una propuesta para Cuba
anterior CAPITULO IXsiguiente
La opción correcta es «Patria y Vida»

La música popular es un arte idóneo para reflejar el palpitar de una época, de un dilema por escabroso que sea. También suele ser utilizada como una convocatoria movida por sentimientos, anhelos. La canción “Patria y Vida” nos llegó justamente como un mensaje categórico y vibrante: “Cuba es de toda mi gente, se rompió el silencio, no tenemos miedo, se acabó el engaño”. Una variedad de representantes del establishment reaccionó al unísono, obviamente desde la estrechez de miras y de sentimientos asociados al totalitarismo.

Así pues, mantienen la inmoral posición de que nuestro país no es el hogar de todos los cubanos, o sea, están en sintonía con el apartheid ideológico y político que es la postura oficial en Cuba. También son corresponsables de la mordaza que la Constitución y las leyes le imponen a la sociedad, al no oponerse y por el contrario apoyar el silencio impuesto por los detentadores del dogma oficial, en términos de coartar la libertad de prensa, pensamiento y conciencia.

Por otra parte, viran el rostro para no ver en mayor o menor medida el miedo paralizante que posee el cubano de a pie, pues es evidente que, dada la dureza de la vida diaria y la falta de libertad, tendría ese cubano sufriente todas las razones del mundo para ejercer el derecho a la protesta pública pacífica, y de abogar por la existencia de un proyecto de nación orientado en la dirección de la luz, entre otras iniciativas. Por mucho que les duela a los defensores del status quo, Yotuel, Gente De Zona & December Bueno, Maykel Osorbo y El Funky son una expresión genuina de “la dignidad de un pueblo entero”.

De la misma forma, evidencian una ceguera política al no pretender revisar concienzudamente la historia de los últimos 62 años para constatar la sarta de mentiras a la que hemos sido sometidos: desde aquel discurso donde se aseguraba que la revolución no era comunista y sí verde como las palmas, hasta las reiteradas promesas de prosperidad y desarrollo que nunca se han concretado. Si una cosa ha existido en demasía es justamente el engaño. “No hay peor ciego que el que no quiera ver”, reza el refrán.

Evidentemente, en nuestro país “está trancado el dominó”. Son de tal magnitud las estructuras de dominación y sometimiento que les han impuesto al pueblo cubano, incluido a los simpatizantes de base que apoyan el sistema, que no es posible, en las condiciones actuales, impulsar una dinámica de cambios que saque al país de la colosal crisis en la que está empantanado. Apostar a que la dirigencia actual pueda hacerlo no es más que una quimera, una propuesta encantadora de serpientes.

Sí, Cuba necesita libertad y no más doctrinas, ¿o no quedó claro que la doctrina marxista-leninista no resistió las pruebas de la historia? La prosperidad y el bienestar de un país no pueden conquistarse con arengas, citas de íconos endiosados por la propaganda, apelando sin más a la conciencia colectiva. Los seres humanos se mueven exitosamente en los ambientes de la cotidianeidad, en el marco de unas instituciones maduras y desde una cultura favorecedora. Los grandes ideales los influyen, pero en momentos trascendentales, de resonancia colectiva, que no es el caso.

Dado lo contraproducente del eslogan “Patria o Muerte”, se impone el de “Patria y Vida”. Una de las razones por la que tanto irritó dicha frase a lo más granado de la clase política del castrismo fue porque solamente con dos palabras mágicas como esas se quedaron sin piso, de modo que no pasan de ser sus pronunciamientos un pataleo de desesperación.

Eso de echarle la culpa al “imperialismo”, de sacar el problema fuera de la competencia de los cubanos, da náuseas.

En efecto, “un nuevo amanecer estamos esperando”, la nación lo necesita.

23 de febrero de 2021 

anterior CAPITULO IXsiguiente
 
Inicio | Novedades | Acerca del MCR | Librado Linares