En pos de la Libertad de Cuba
Una propuesta para Cuba
El camino de la economía, el VIII Congreso del PCC y la Cuarta Revolución Industrial

Desde el 2016 hasta el 2019, la economía experimentó una desaceleración sustancial, pues creció a un discreto 1% como promedio anual.  En el 2020 cayó en el entorno del 11% a consecuencia de la pandemia, las sanciones estadounidenses y como resultado de las inoperancias del socialismo real y su modelo económico. Desde el 6to Congreso del partido único hasta la fecha, los cubanos vienen oyendo incesantemente los proyectos siguientes: los lineamientos; la actualización de la conceptualización del modelo económico y social; el plan nacional de desarrollo económico social hasta el 2030; la actualización de los lineamientos.

Muchos años trazando planes y deshaciéndolos, pero los resultados están muy lejos de materializarse, peor aún, de ofrecer trigo. Tal es así que de los 274 lineamientos aprobados en el 7mo Congreso, el proyecto de actualización propuso mantener 17, modificar 165, y eliminar 92 y adicionar 18. Finalmente presentarán 200 lineamientos. Cuando el general del Ejército Raúl Castro asumió el poder en primera persona, declaró, para sorpresa de todos, que ninguno de los acuerdos tomados en los congresos partidistas anteriores se habían cumplido. La pregunta que habría que responder es la siguiente: ¿Cuántos acuerdos fueron cumplidos y qué resultados ha obtenido él como primer secretario del Comité Central? En Cuba, la vida sigue igual o peor.

Es tal el oscurantismo reinante en nuestro país, que el mundo se está adentrando en la Cuarta Revolución Industrial y sin embargo lo único que aparece entre “las once proyecciones y los objetivos” contenidos en los lineamientos es: “Avanzar en la informatización de la sociedad y la automatización de los procesos”. Con la inoperancia manifiesta del entramado de la economía, la cerrazón económica, la enorme deuda pública, la falta de credibilidad financiera y el pésimo marco de incentivos, dicho objetivo es prácticamente letra muerta. Aparte del uso de la telefonía móvil y las redes sociales a lo más que se podría aspirar, en términos comerciales, es a algunas producciones puntuales en la industria biotecnológica y de medicamentos y quizás alguna otra cosa; el resto sigue cuesta abajo.

 La Cuarta Revolución Industrial está llamada a afectar a todas “las grandes macro variables en que uno pueda pensar: PIB, inversión, consumo, empleo, comercio, inflación y demás”1, pero las élites castristas están embelesadas por falta de presión desde abajo, entre otras cosas, porque han puesto de rodillas al pueblo y no tienen que competir en las urnas. A nivel global, después de superada la pandemia, en algún momento empezarán a darse tres aspectos: la incorporación a la economía mundial de las necesidades insatisfechas de millones de personas, con especial énfasis en los países del llamado tercer mundo; el desarrollo exponencial de la capacidad de enfrentar las externalidades negativas en el proceso de aumentar el potencial de crecimiento económico, y el aumento de la eficiencia que ofrecen las capacidades digitales. Para tal fin, las empresas, como los países, deben ubicarse en las fronteras de la innovación, pero eso no se aprecia por ninguna parte en nuestro país. No nos dejemos engañar con los discursitos sobre tecnología y ciencia que suelen realizar los detentadores del poder, pues del dicho al hecho va un gran trecho, reza el refrán.

En el contexto de dicha revolución, al efecto de destrucción de capital y trabajo le sobreviene la ocurrencia de diferentes capitalizaciones y la consiguiente creación de puestos laborales, empresas e industrias, que van a estar dadas por la demanda de nuevos bienes y servicios. El reto está en estrechar la brecha entre lo emergente y lo destruido y con esto evitar males mayores. Los deseos y las necesidades humanas tienden al infinito, por lo que los emprendimientos para satisfacerlos también. La tecnología puede ser disruptiva pero siempre termina en mejorar la productividad y aumentar la riqueza. Estamos en la imperiosa necesidad de apostar por la misma.

23 de marzo de 2021

1 Klaus Schwab, La Cuarta Revolución Industrial, Barcelona, Debate, 2016.

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