En pos de la Libertad de Cuba
Metodología y filosofía de lucha
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Consideraciones sobre cómo los líderes pueden conseguir el apoyo de la comunidad

Los líderes prodemocráticos deben tener en cuenta diez aspectos para alcanzar su meta más cara: un movimiento amplio y de alcance nacional. Los líderes deben salir con ímpetu, con un llamado de patriotismo, dispuestos a agotar todos los medios, todas las fuerzas, en aras de encaminar la nación por el sendero de la libertad y la democracia.

Uno de los grandes problemas que presenta el movimiento contestatario cubano es que no ha encontrado la manera de desmarcarse de la represión, y como resultado conseguir una proyección fuerte hacia la comunidad y con ello lograr un ensanche de la base social. Los tiempos que corren nos ofrecen una oportunidad sin igual para tal propósito, de modo que tenemos el imperativo de potenciar una nueva fase del quehacer de la sociedad civil autónoma, que debe estar dado por lograr la articulación de las demandas y reivindicaciones de la población. Estos son los diez aspectos fundamentales:

1) La asfixia económica, la represión y las resultantes partidas para el exilio, entre otros aspectos, hacen que el desempeño institucional y la membresía sean muy inestables, por tanto la formación y desarrollo de los líderes es lo que puede permitir superar lo anterior y en consecuencia darle continuidad a la lucha cívica no violenta de forma ascendente, eso hasta que haya una mayoría crítica y una madurez en el universo de la militancia por el cambio, donde ya entonces el líder tendría una importancia relativa. El líder proporciona continuidad, estabilidad y ayuda a institucionalizar el cambio.

2) El indicador más fiable que nos muestra que el líder ha alcanzado una gran estatura es cuando se involucra en la solución de los problemas que constituyen violaciones de derechos humanos, así como que las víctimas lo procuren para su defensa, lo cual supone que haya roto el cerco humano y social que le ha tendido el régimen. Eso es, el líder no puede estar en una urna de cristal, por el contrario, debe caminar por las calles de su pueblo o ciudad y tomarle el pulso a la comunidad, o lo que es lo mismo, adquirir energía e impulso cívico desde la problemática de la gente. Reorientar el movimiento pro democracia con una proyección social y política fuerte es de máxima importancia.

3) El líder debe tener un llamado en base a una filosofía, a unos valores, que son los que le proponemos. El patrón de comportamiento del rebelde sin causa no puede entronizarse en nuestra lucha. No basta con saber utilizar eficazmente la metodología de la lucha no violenta. El amor a Cuba, y, en consecuencia, el compromiso de hacer todo lo posible porque nuestra nación se enrumbe en la dirección de la libertad, la paz-reconciliación y la prosperidad, deben ser inalterables.

4) Es responsabilidad del líder examinar la problemática general, que no es más que todo el andamiaje totalitario y desde ésta analizar y retar los aspectos puntuales que socaban la dignidad de las personas. Un ejemplo es el entramado institucional y legal sistémico generador de la agenda reivindicativa: los aspectos sociales, culturales, políticos, civiles, económicos, etc. Es importante que el líder tenga una visión holística, o lo que es lo mismo, de cómo interactúan todos los aspectos temáticos anteriores en su conjunto, de lo contrario se quedaría en la querella, en el accionar cortoplacista.

5) Privilegiar el líder que ofrezca un ejemplo corajudo y, por el contrario, que no imparta instrucciones u órdenes desde la distancia. En la lucha cívica no violenta es necesario lo que en la literatura especializada se conoce como líder de poder, o sea, el que es característico y representa orgánicamente al grupo, sea responsable de organizar y mantener unido al mismo y se preocupe por la formación de la membresía, de modo que en caso de su ausencia lo puedan reemplazar.

6) Es importante tener en cuenta las instituciones legalizadas como las fraternales, religiosas, asociaciones artísticas e intelectuales, así como otras organizaciones de la sociedad civil emergentes y que se desempeñan en las márgenes: partidos políticos, movimientos, comités de derechos humanos de profesionales, etc. También agrupaciones espontáneas básicamente juveniles: rockeros, durakos, cultivadores de trap, rastafaris, frikis, LGTBIQ+ y otras. Teniendo en cuenta ese universo se debe trabajar en proyectos conjuntos, así como coordinarse en aras de producir la dinámica de cambios que necesita el país. En otras palabras, el líder necesita asomarse al vecindario institucional y articularse con él. En esa misma línea de razonamiento se debe promover la utilización de blogs, redes sociales con los consiguientes grupos de amigos y de difusión, técnicas de posicionamiento, podcast, entre otras, o sea, las asociaciones virtuales son una herramienta poderosísima que se debe poner al servicio de la libertad.

7) Es erróneo confrontar a los elementos provocadores, como, por ejemplo, los agentes encubiertos en descomposición, integrantes de los grupos de respuesta rápida y demás. Por el contrario, lo aconsejable es dirigir nuestras energías en tratar de incorporar y movilizar al potencial restante de la sociedad compuesta por millones de cubanos. Esto permite desmarcarse de los diseños represivos dirigidos por la policía política y ejecutados por sus secuaces para disuadir nuestra energía política o desviarla de la dirección del cambio.

8) En contraposición a las campañas desinformativas articuladas por el régimen, los líderes no se fabrican desde el exterior, sino que son una respuesta orgánica de la sociedad ante las injusticias y las carencias. Solamente convicciones sólidas y un sentido genuino de la justicia hacen posible que el líder enfrente los actos de repudio, golpizas, detenciones arbitrarias, encarcelamientos, entre otros, sin desfallecer. El líder tiene cualidades innatas y solamente necesita perfilarlas con el aprendizaje formal y la práctica (lucha). La filosofía y la metodología que se esgrime le aporta madurez a los líderes para abordar los problemas que aquejan a la nación sin que tengan que depender de expertos externos.

9) El líder de una organización debe trascender el marco de la misma y estimular a otras, así como a personas, ofreciéndoles un ejemplo, destreza y conocimientos para enfrentar cualquier problemática, así como la incorporación a la dinámica de la lucha cívica. Uno de los rasgos distintivos del líder es profesar una pedagogía permanente que esté vertebrada en una filosofía portadora de valor cívico; del amor ágape; del estímulo a las víctimas a que se rebelen ante la paz sin justicia y el uso del herramental de la violencia para enfrentar los conflictos, y, en consecuencia, promover la no violencia activa, así como abordar las raíces del mal y no personalizarlo, entre otros.

10) El líder, después de analizar los puntos débiles y fuertes de cada miembro, debe lograr la sumatoria de los segundos y no lo contrario. Le resulta indispensable identificar valores y actitudes (también aptitudes) como coraje cívico; habilidades organizativas; capacidades de buena comunicación oral, escrita o en las redes sociales; conocimientos de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones; destrezas en la aplicación de determinados métodos de lucha, y darles un sentido operativo en pos de conquistar los objetivos, amén de explotar al máximo todos los equipos de trabajo y facilitar un uso eficiente de los recursos financieros.

20 de enero de 2021

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