En pos de la Libertad de Cuba
Pensando a Cuba y su entorno
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La prensa oficial y sus entuertos

Durante una reunión con numerosos representantes de la prensa en el Palacio de la Revolución, Miguel Díaz-Canel abogó por más espacios de debate, eso es, que las propuestas se puedan implementar sobre la transparencia para pulsar su marcha. ¿El motivo del encuentro habrá sido porque el pulseo con los medios independientes puso contra la pared al gremio, por tener voces discrepantes en su interior que pugnan por revertir la situación de descrédito que poseen, o es una reunión más donde termina implementándose muy poco, o sea, de mucho ruido y pocas nueces?  Más adelante reveló una certeza sistémica: “Entender la gestión de la comunicación como algo vital para la revolución”.

Eso significa que apuesta sin ambages a que los medios de prensa estén al servicio de la revolución (régimen), vale decir, sirvan de herramienta punitiva contra el otro. En un país como Cuba dichos medios, donde por ley no pueden existir otros privados y/o de una institución independiente, deberían ser públicos, de toda la nación en su entera pluralidad y diversidad cultural. Se empezaría a creer en las buenas intenciones de Díaz-Canel si les permitiera a las fuerzas vivas prodemocráticas, e incluso a periodistas de los medios oficiales, comunicarse con entera libertad. Una cuestión que está presente en la totalidad de los regímenes no democráticos, ya sean totalitarios, pos-totalitarios, sultanísticos, autoritarios y demás es el ataque sin miramientos a la libertad de prensa, y el ataque que padece este país no es la excepción.

Se puede apreciar en el artículo periodístico en el que se reseñó el encuentro, que casi todas las intervenciones estuvieron salpicadas de la palabra “diversidad”. Por ejemplo, José Alejandro Rodríguez (Pepe) planteó: “Soltar amarras, remover todas las redacciones, hacer un nuevo periodismo de despegue”; Lirians Cordillo Piña: “La crítica que mejora, las voluntades que abrazan la diversidad”; Ana Teresa Baldía Valdés: “Saber hablar a públicos diversos, propiciar la participación y la interacción, y siempre evitar las espirales de silencio, que las personas compartan lo que sienten”; Ariel Terreno: “Saber acompañar, desde la profesión, la diversidad de actores que le han nacido a la economía”; Ricardo Ronquillo: “Nos hace falta una sinfonía de discursos que encaje en la diversidad”; Cristina Escobar: “Contar una Cuba que todavía falta en los medios”, en alusión, entre otras cosas, a que hay una diversidad preterida. Sin mucho esfuerzo se aprecia un hervidero orientado a que les quiten la camisa de fuerza, pero la vida sigue igual para ellos.            

Más adelante, el “mandatario” reconoció en un lenguaje muy impreciso que “se han cometido errores, han existido trabas, han existido burocracias, han existido problemas”. La pregunta que hay que hacerse es la siguiente: ¿De haber existido libertad, incluyendo la de prensa, no se hubieran eliminado o reducido a la mínima expresión esos males y muchos otros no mencionados? Y apostilló: “La verdad tendrá que ser dicha de modo inteligente y en el momento preciso, midiendo beneficios y costos”, utilizando el pretexto justificativo del fantasma del enemigo externo. En fin, Díaz-Canel trató a la diversidad de periodistas empleados en los diferentes medios como si fueran del consejo de redacción del órgano oficial del partido único, porque así está concebido. No por gusto, José Alejandro (Pepe) dijo: “Hay que soltar amarras, remover todas las redacciones”.

Por otra parte, el Decreto-Ley 35 contiene un abanico de tipificaciones que desde la jurisprudencia/interpretación al uso conducen inexorablemente a la criminalización de las disidencias y oposiciones. La camisa de fuerza aplicada a los periodistas que laboran en los medios oficiales contribuye a seguir caminando en un escenario nacional caracterizado por la anemia cívica e informativa, terreno fértil para el agravamiento de la angustia y la desesperanza. Pero, aun así, el futuro será mejor que el presente, los cubanos empujan en esa dirección.

24 de agosto de 2021

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