Recientemente en Bruselas se aprobó la Resolución del Parlamento Europeo sobre los derechos humanos y la situación política en Cuba, donde quedó al descubierto el total desprecio que los jerarcas cubanos han manifestado por el Acuerdo del Diálogo Político y de Cooperación y sus características vinculantes, que entró en vigor desde el 5 de julio del 2017. Resultó muy claro en dicha resolución que no se han producido avances en los principios y objetivos generales del mismo, de modo que son práctica habitual las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, entre las que se encuentran los 65 nuevos casos de encarcelamientos por motivos políticos en el último año.
La falta de transparencia del régimen se refleja en prohibirle a representantes de la Unión Europea (UE) la asistencia a juicios contra los opositores, disidentes y activistas de derechos humanos, así como la visita a las prisiones cubanas para apreciar in situ las condiciones de las mismas y la suerte que corren los presos políticos. Los legisladores europeos desaprobaron la figura delictiva del Código Penal que permite castigar a ocho años de privación de libertad desde los funcionarios del servicio exterior hasta el personal perteneciente a las brigadas médicas que no terminan las misiones o deciden no volver a Cuba; de la misma forma insta al gobierno cubano a que ajuste su política en materia de derechos humanos a las normas del Sistema Internacional de Derechos Humanos, incluida la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Por otra parte, hacen suyas las valoraciones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la alta comisionada de la ONU (respaldada esta última por Human Rights Watch y 622 testimonios) que plantean que los galenos y enfermeras participantes en misiones médicas padecen una forma moderna de esclavitud, sometidos a condiciones de trabajo precarias e inhumanas. También rechazan explícitamente las prohibiciones impuestas a los representantes contestatarios cubanos a participar en los seminarios de la sociedad civil UE-Cuba.
La resolución condena categóricamente la existencia de presos políticos; la persecución persistente y permanente; las detenciones arbitrarias; la ausencia de garantías procesales a los actores de la sociedad civil, y la falta de compromiso de reencauzar la participación social y política de todos los ciudadanos, así como de implementar políticas efectivas para mejorar las condiciones de vida del cubano de a pie. Se reconoce el legítimo derecho del pueblo a exigir la democratización, lo cual incluye elecciones libres y multipartidistas, a través de un diálogo nacional donde estén involucradas todas las partes, utilizando como herramienta consensuar una hoja de ruta para tal fin. En ese orden de cosas, se les pide a los castristas reformas jurídicas que garanticen la libertad de prensa, asociación y manifestación.
El documento le pide asimismo al vicepresidente de la Comisión Europea y al alto representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, reconocer la existencia de una oposición política y en consecuencia la inclusión de la misma en los diálogos institucionalizados, formales, abiertos y públicos que se sostienen periódicamente con la parte cubana, así como que sea beneficiada con los proyectos de cooperación, pues ambas cuestiones, son elementos fundamentales del Acuerdo de Diálogo Político y Cooperación.
Mueve a risas asegurar en un artículo periodístico del órgano oficial del monopartido que esta resolución es un show anticubano; que los europeos son racistas, xenófobos y practicantes de la discriminación; que el socialismo real cubano tiene legitimidad por la supuesta aprobación en referéndum de ese mamotreto que llaman Constitución. Vale aclarar que la UE en su política exterior posee principios y objetivos, uno de los cuales plantea: “El desarrollo y la consolidación de la democracia y el Estado de derecho, así como el respeto de los derechos humanos y las libertades fundamentales”. En todo caso, fueron bastante pacientes, pues transcurrieron casi cuatro años para la aprobación de la resolución que nos ocupa. En las fuerzas vivas prodemocráticas cubanas se respira aire de felicidad, pero nos queda la preocupación de la perseverancia europea en la concreción de lo contenido en el texto. Estamos a la expectativa.
15 de junio de 2021