En pos de la Libertad de Cuba
Pensando a Cuba y su entorno
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Comentario sobre dos de los eslóganes utilizados por el totalitarismo cubano

Una vez instalados en el poder el 1º de enero de 1959 los “revolucionarios” encabezados por Fidel Castro comenzaron a desmontar, a como diera lugar, todo lo que quedaba del entramado institucional y legal demoliberal y republicano existente. Entre los muchos destrozos causados fue haber aniquilado al ciudadano. Dos de los eslóganes que reflejan fehacientemente esto son los siguientes: “Donde sea, como sea y para lo que sea, comandante en jefe, ordene”, así como: “Aquí no se rinde nadie, c…,” este último expresado por el comandante Juan Almeida en el combate Alegría de Pío y retomado para sí recientemente por el presidente designado Miguel Díaz-Canel.

Como el régimen no concibe bajo ningún concepto una oposición legal, de conformidad con la máxima martiana: “Con todos y para el bien de todos”, ha esgrimido los referidos lemas de forma retórica o contra los presidentes de turno de los Estados Unidos. Queda clarísimo que con esa concepción los jerarcas consideran a todos los cubanos como unos militares agrupados en pelotones, compañías, batallones y demás estructuras propias del ordenamiento militar, así como que estamos en una batalla perpetua contra un enemigo que nos quiere aplastar: una suerte de enfrentamiento entre David y Goliat.

Las preguntas que hay que hacerse son las siguientes: ¿Por qué esa supuesta polarización nociva a la libertad no sucede en la mayoría de los países de América Latina y el Caribe? ¿Están equivocadas todas las naciones del hemisferio que poseen pluripartidismo, elecciones periódicas y competitivas, respeto a los derechos individuales, lo cual incluye la libertad de protestar pacíficamente si fuera necesario, o, por el contrario, el socialismo real cubano está en lo cierto? En fin, estamos en presencia de un embuste demagógico de muy mala factura. Los cubanos ni somos militares ni estamos inmersos en una guerra, son construcciones discursivas para justificar determinadas apetencias. El ejercicio de una ciudadanía responsable le es muy saludable a cualquier nación y, por tanto, toda persona que se considere comprometida con la promoción de la justicia debe facilitarla. ¡Cuba lo necesita!

 

 

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