En pos de la Libertad de Cuba
Pensando a Cuba y su entorno
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José Martí, la Guerra Necesaria y la traición de los castristas a los presupuestos de la república que soñó

El 24 de febrero de 1895 se produjo el alzamiento en unas 35 localidades cubanas, con mayor o menor éxito en cada una de éstas, y con ello el comienzo de la Guerra Necesaria, después del fracaso del Plan de la Fernandina. Los cubanos lucharon con denuedo por darse un Estado-nación, una vez que se produjera la maduración de la nacionalidad social, identitaria o de sentimientos.

Los Estados Unidos intervinieron en la misma el 25 de abril de 1898, para luego de pasados tres meses y 17 días vencer y en consecuencia sacar a la monarquía española y sus intereses coloniales del suelo patrio. Se produjo el alumbramiento de la república el 20 de mayo de 1902, con el acápite constitucional de la enmienda Platt, por un tiempo de 32 años. El discurso historiográfico oficial es engañoso y manipulador, pues estos señores del totalitarismo se presentan como los continuadores del ideario del mambisado, así como que ellos hicieron realidad la república soñada por Martí.

Para que se tenga una idea, en el artículo 17 de la Constitución de La Yaya, la última proclamada en armas, quedó refrendado lo siguiente: “Todos los cubanos tienen derecho a emitir con libertad sus ideas, a reunirse y asociarse para fines lícitos de la vida”, derecho que es conculcado en la actual Constitución, y más que eso, prohibido a como dé lugar por la maquinaria represiva encargada de la conservación del status quo.

Martí escribió: “Un pueblo no es la voluntad de un hombre solo, por pura que sea”, lo cual es un mentís a los caudillos totalitarios que se hacen del poder absoluto y se presentan como imprescindibles, al estilo de Fidel Castro y sus continuadores. También era contrario a la sociología de clase marxista-leninista, al expresar: “Que no ven la dicha de país en el predominio de una clase sobre otra… sino en el pleno goce individual de los derechos legítimos del hombre”, reflejándose con ello su oposición diametral al colectivismo imperante en el modelo del socialismo real, como el que lamentablemente tenemos. Por otra parte, en la carta a Fermín Valdés Domínguez, apostilló: “Dos peligros, tiene la idea socialista, como tantas otras”, el de las lecturas extranjerizas, confusas e incompletas, y el de la soberbia y rabia disimulada de los ambiciosos, que para ir levantándose en el mundo empiezan por fingirse, para tener hombros en que alzarse, frenéticos defensores de los desamparados… “Unos van de pedigüeños… y otros de energúmenos a charlatanes”.

En franca defensa de los derechos individuales, que actualmente están codificados en la Declaración Universal de los Derechos humanos, sentenció: “A quien merme un derecho, córtesele la mano”, y a continuación aclaró que eso funcionaba en las dos direcciones, o sea, de abajo hacia arriba y viceversa. Con relación a su pensamiento económico, señaló: “El librecambio (en los términos del siglo XIX, economía de mercado), que solo impide el desarrollo de las industrias ficticias, y asegura baratez a la vida general, base firme a la riqueza y al comercio y a la paz”. ¿Qué tendrá que ver eso con la planificación central y la estatización de toda o casi toda la economía?

Es bochornoso cómo los castristas, sin sonrojarse siquiera, manipulan constantemente al apóstol de nuestra independencia, como si no fuera fácil acceder a su abultada obra en la era de Internet y demás tecnologías digitales. Próceres como Martí, los Maceos, Calixto García (murió el 11 de diciembre de 1998), Flor Crombet y muchos otros dejaron un legado, así como en la Constitución de 1901, donde quedó reflejado el consenso al que llegaron las fuerzas vivas que emergieron de la Guerra Necesaria, se puede constatar sin disfraces cuáles eran los ideales que animaron a aquellos patriotas, que obviamente nada tienen que ver con la praxis y discursiva castrista.

2 de marzo de 2021

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