En pos de la Libertad de Cuba
Una propuesta para Cuba
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Breve evaluación de la transición cubana

La tan anhelada transición hacia la democracia y el libre mercado en Cuba han sido retardados por unas élites con unas apetencias de poder pocas veces experimentadas en el mundo. En América Latina y el Caribe, donde existe básicamente un consenso en torno a los presupuestos demoliberales, resulta contrastante y de magnitud grotesca el totalitarismo, a pesar de la relativa buena acogida que le dispensa la izquierda más ortodoxa.

La guerra de guerrillas como técnica de lucha necesita por su naturaleza una concentración del poder y del secretismo correspondiente, así como una cultura de ordeno y mando al militante incondicional de corte militar y en detrimento del ciudadano, quien obviamente declina a una posición vulnerable y con poco peso en el ritmo de las acciones. Las instituciones de la sociedad civil tienden a quedar muy mal paradas, lo cual facilita su desmontaje una vez superada la etapa insurreccional. Por otra parte, solamente unos 56 años de vida republicana con varias interrupciones autoritarias adosadas no fueron suficientes para que se implementara una comunidad política ciudadana adecuada, un subsistema de partidos políticos maduros, y en sentido general, los estándares de la convivencia democrática.

Todo lo anterior forma parte de los condicionantes del tipo cultural que han favorecido la larga data del totalitarismo. Sin embargo, la no violencia activa posee efectos benéficos que abonan el camino para el nuevo orden democrático y de respeto de las libertades básicas y los derechos fundamentales a que se aspira.

Según un estudio realizado sobre las transiciones de los países del centro y este de Europa, así como de las 15 repúblicas que emergieron del desmembramiento de la antigua URSS, existen cuatro variables que explican con alguna aproximación el desempeño transicional de las naciones referidas. Ellas son: si padecieron una guerra civil; la distancia a que se encontraban de una economía de mercado y un sistema demoliberal desarrollado; el tamaño del sector industrial disfuncional con que tuvieron que lidiar, y el tiempo de duración del sistema comunista que padecieron. A continuación, se evaluará en apretada síntesis la situación de Cuba desde ese marco interpretativo.

Resulta de mucha importancia apostar por la no violencia activa y apropiarse de la filosofía que sustentaron líderes como Gandhi, King, Mandela, Havel y Walesa, la cual está orientada a la conciliación del conflicto de forma no violenta. De tomar otro camino el curso de las acciones, las consecuencias podrían ser fatales, pues los cubanos son muy emocionales y tienen unas carencias cívicas enormes en términos de enfrentar adecuadamente la resolución de los conflictos o sencillamente de ventilar las diferencias. Muchos años de violaciones flagrantes de los derechos humanos y de impunidad tienen el potencial de impulsar a las víctimas, y a los contendientes en sentido general, a acometer la justicia o hacer prevalecer sus posiciones de forma no institucionalizada y con ello desatar una guerra civil. Los partidarios del régimen más comprometidos se atrincherarían y apostarían por el inmovilismo a ultranza.

Las transiciones más exitosas en países comparables con Cuba las encabezaron líderes que evitaron la violencia, el odio, los ajustes de cuentas. La justicia transicional que aplicaron, como regla, fue la llamada “Lustración”, la cual contemplaba la separación por varios años de puestos de trabajo sensibles a los colaboradores (principalmente de la policía secreta) del antiguo régimen. Predominó el énfasis en las sanciones administrativas sobre las judiciales, y a juzgar por los resultados les fue muy bien. El horizonte de realización cubano debe ser como lo hicieron en Polonia, Chequia, Hungría, Estonia y otros, amén de los presupuestos utilizados por Martí y Gómez en el Manifiesto de Montecristi.

Para bien de nuestra nación estamos ubicados a tan solo 90 millas del país más desarrollado del planeta. La tarea más importante en términos de política exterior es restablecer las relaciones con los Estados Unidos en todos los órdenes, así como promover la entrada de Cuba al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TELCAN) o en su defecto interactuar con ellos. La diáspora cubana, entre otros, tiene el potencial de propiciar relaciones ventajosas para ambos países y en especial para el archipiélago cubano.

Por la inoperancia sistémica, el sector industrial se ha reducido sustancialmente, de modo que estaremos en mejores condiciones que otros para proceder a la privatización del mismo y con esto conseguir mejor gobernabilidad corporativa, mejor acceso a capital y conocimientos, más ingresos para el gobierno, inserción en la economía global, mejores puestos de trabajos y salarios, etc.

Lamentablemente el totalitarismo sobrepasó las seis décadas y eso dejará huellas perniciosas, pero tenemos a nuestro favor que estamos empezando a sentir el impacto positivo en el mundo de la Cuarta Revolución Industrial. En esta fase, como dice Klaus Schwab, “las empresas como los países deben ubicarse en la frontera de la innovación en todas sus formas”. Y también, “Internet es una herramienta de liberación y democratización”1. Los líderes de la futura Cuba democrática deben ser capaces de modificar su estructura mental y sus principios de organización para conducir la nación hasta puerto seguro.

En otro orden de cosas, se ha debatido sobre si las transiciones de Europa del Este, así como de las 15 repúblicas que emergieron de la otrora URSS forman parte de la tercera ola de democratización, iniciada según Samuel Huntington por los acontecimientos de Portugal en 1974 o si al menos en algunas naciones tuvieron que encarar hasta una cuarta y quinta ola. Además de la transición política, estos países tuvieron que enfrentar la transición de la planificación al mercado, así como algunos afrontaron la construcción de una “comunidad nacional” (Ucrania, Bosnia-Herzegovina) y la edificación del “Estado nacional” (Eslovaquia, Eslovenia).

Por otra parte, debieron resolver problemas relacionados con las interacciones de las minorías étnicas (Estonia, Letonia, Bulgaria, Rumanía) y en todos los casos debieron apostar fuertemente por la “comunidad política ciudadana democrática”, pues la herencia del comunismo así lo exigía. Si nos detenemos en el análisis anterior, la nación cubana posee ventajas comparativas para arrancar, o sea, no es de los peores casos. La mala noticia es que seguimos entrampados en un orden burocrático totalitario.

17 de agosto de 2021

1 Klaus Schwab, La Cuarta Revolución Industrial, Barcelona, Debate, 2016

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