Según Nikki Haley, quien fuera embajadora de EE UU ante la ONU en 2018, el Consejo es un organismo hipócrita que protege los peores abusadores de los derechos humanos del mundo, es un pozo negro de sesgo político.
Entre los miembros del mismo se encuentran Cuba, China, Kirguistán, Qatar, Etiopía, entre otros violadores contumaces.
Por el contrario, algunos sostienen que la decisión debilita la influencia estadounidense en debates claves sobre derechos humanos a nivel global.
Para el año 2023, el presupuesto ordinario de la ONU fue de 144,3 millones de USD, de los cuales aproximadamente el 4 % se destinaron a actividades relacionadas con los DDHH, sin dudas, una miseria.
Las contribuciones voluntarias solo financian hasta un 20% de las actividades.
Sin embargo, los derechos humanos son responsabilidad estatutaria de la ONU, reconocido como unos de los tres pilares del sistema, junto con las otras dos, el desarrollo y la paz y la seguridad.
A pesar de que el régimen socialista totalitario cubano es violador orgánico de los derechos humanos, que siempre ofrece resistencia a cooperar con las visitas de los relatores especiales y a su falta de compromiso con la implementación de las recomendaciones en el marco del Examen Periódico Universal, sobre todo en lo atinente a la libertad de asociación, reunión, manifestación (protesta pública), prensa, el debido proceso y en la participación de todos en el gobierno directamente o a través de representantes elegidos democráticamente, es elegido sucesivamente miembro de dicha comisión como si fuera una democracia plena, al estilo de las escandinavas. Desde la perspectiva de los activistas cubanos y de la solidaridad internacional con los mismos, eso es frustrante, lo cual hace a muchos actores pro democráticos isleños simpatizar con la decisión del presidente estadounidense Donald Trump.