Los propagandistas oficialistas poseen la misión de minar las expectativas de los cubanos, de cara al imperativo existente de implementar un nuevo proyecto de país.
El periodista de la publicación Granma, Miguel Cruz Suárez, es un perseverante de tal empeño.
La propaganda es una herramienta de manipulación de la mente, los medios oficiales están orientados a exagerar los fallos y minimizar los logros de la democracia en otros lares. La intención es crear la percepción que un eventual cambio democrático traerá muchos más problemas que beneficios.
El articulista se propone desalentar a los lectores con que los partidarios prodemocráticos no se conformarán con la eliminación del partido único, la convocatoria a elecciones libres y la devolución de las propiedades confiscadas, el plan es radical y total, presagia un "tsunami neoliberal".
Aflora en él la concepción castrista de otro comandante en jefe por llegar, esta vez de derecha, con poderes omnímodos.
Se le aclara, que la futura república será como quieren los cubanos, el poder se repartirá entre todos, el nuevo consenso al cual se llegue en una asamblea constituyente marcará las coordenadas del quehacer nacional, se le hará honor al apóstol, y su máxima: "Con todos y para el bien de todos"
El vocero oficial, se presenta como un desconocedor del contraste enorme existente entre la planificación central y la economía de mercado (capitalismo) a favor en resultados de la segunda, sigue utilizando el término despectivo de neoliberalismo como si éste no fuera el utilizado por los países más prósperos y desarrollados, así como por las muchas economías emergentes que están dejando atrás el subdesarrollo.
También, pretende atemorizar a los destinatarios del texto con que la educación, la salud, el deporte, la cultura, la infraestructura industrial, el empleo y demás se agravarán de forma insoportable.
Tal parece que vive en el pueblo y no ve las casas, porque esos indicadores peor no pueden estar, sin ninguna esperanza de reanimación.
En la receta, Terapia de Choque, no es seguro de su futura puesta en práctica pues existen otras, se produce una destrucción creativa, eso es, después del apriete viene el crecimiento y demás beneficios, pero el "Plan de Desarrollo Económico y Social hasta el año 2030" promovido por los jerarcas no posee presente ni futuro,
La prédica desde la moral no se puede hacer en calzoncillos, reza el refrán.