El partido único, a todas luces le asignó a Abel Prieto, actual director de Casa de las Américas, la llamada "batalla contra la colonización cultural", resultando en una falacia, pues quienes se apropiaron del sistema de enseñanza, la instituciones de transmisión cultural y de todos los medios de prensa y/o propaganda desde el mismo "triunfo revolucionario" fueron los castristas.
Se propusieron el horrendo proyecto de crear un hombre nuevo, el barrido total del pasado y la siembra de presupuestos de orientación totalitaria-comunista.
Cualquier pretensión, si la hubiera, de influir en la cultura de los nacionales de intramuros sería una nimiedad en comparación con la imposición de una narrativa al servicio del poder, llevada a cabo por quienes actualmente se dan por atacado.
El aludido "asalto a la razón, a la capacidad de discernir y de pensar de forma crítica en los problemas y la realidad" ha alcanzado su máxima expresión en la Cuba del socialismo real (comunismo), tal es el caso, que la actual crisis crónica y terminal se empezó a forjar hace decenas de años, sin que la militancia procambio y las voces críticas pudiesen intervenir para atajarla.
Con dicha batalla, en todo caso se pone de manifiesto la más rotunda derrota en el campo de las ideas y la implementación de instituciones experimentadas por los fidelistas.
La lucha contra la influencia cultural externa más allá de proteger la identidad nacional, es utilizada para mantener el control ideológico sobre la población.
Se impone respetar y promover las distintas expresiones culturales y tradiciones, asegurando que todas las voces sean escuchadas y respetadas.
La educación debe fomentar el respeto de la diversidad cultural y los derechos humanos, el conocimiento de la historia y las tradiciones locales, así como los principios de la libertad y democracia.