En su afán de atornillarse indefinidamente en el poder Nicolás Maduro ha cometido el peor mega fraude electoral en la historia del hemisferio occidental.
El presidente colombiano Gustavo Petro fue enfático: fue conculcado el derecho político individual de participar en la vida política de Venezuela; previamente se inhabilitó a María Corina Machado a ser parte en la campaña electoral; nos atacan (los chavistas) por denunciar un golpe antidemocrático; intentar judicializar el resultado de las elecciones no cambia la verdad; la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia solo ayuda al régimen...
Maduro trata de ganar tiempo en aras se disuada el emplazamiento a que está siendo sometido.
La combinación de presiones internacionales desde la OEA, el Alto Representante de DD HH de la ONU y una eventual orden de captura de la Corte Penal Internacional, debe estar acompañada de la movilización ciudadana.
Se pudiera objetar que es muy fácil invocar el legítimo derecho a la protesta pública pacífica desde el exterior, lejos de la represión de los gendarmes del régimen chavista, pero no hay de otra. La máxima que rige en estos casos es: la libertad no la concede el opresor espontáneamente, debe ser conquistada por los oprimidos.