Heredero de la cultura de la violencia, generalizada en los primeros tiempo de la lucha, participó cómo miembro del Movimiento de Recuperación Revolucionaria (MRR) en el abastecimiento de medicinas, comida y demás abituallamientos a los grupos guerrilleros anticomunistas del Escambray, por tal motivo cumplió 2 años de cárcel (1961-63).
En toda su vida no comulgó con el castrismo, realizó un activismo sostenido en la etapa en que la agenda de DDHH fue incorporada en los grupos civilistas que emergieron, destacándose en la ayuda a los presos y sus familiares, en especial a los de la causa de los 75. La líder del Movimiento de las Damas De Blanco, Laura Poyan, hacía escala en su vivienda.
Era sencillo, se relacionaba con todas las organizaciones, y demostró valentía cívica todo en tiempo.
Dejó un legado de desinterés, nunca aspiró a cargos, entrega sostenida y amor por Cuba.