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Hace 18 años murió en la Habana un patriota honorable: Gustavo Arcos Bergnes.
08-08-2024 | Guillermo Cabrera Infante, llegó a comparar en su genial imaginación literaria a Arcos Bergnes con el hombre de la máscara de hierro, de Alejandro Dumas.

Me honró con su amistad, las charlas que sosteníamos no tenían para cuando acabar.

Destaca en esta personalidad regia el vivir apegado a sus principios e ideales democráticos, liberales así como ser un cristiano a toda prueba.

Recuerdo la anécdota sobre la encendida discusión que sostuvo, en los preparativos de la expedición del Granma en México, con el Che Guevara. 

Eso lo marcó para toda la vida, cuando triunfó la revolución lo ubicaron como un simple embajador en Bruselas, Bélgica, literalmente lo sacaron del camino, sus ideales estorbaban.

A pesar de ser advertido por un amigo, que al llegar a Cuba sería encarcelado a consecuencia de su posición crítica frente a F. Castro y el rumbo hacia el comunismo, no se amilanó.

En 1966 es condenado a 10 años de prisión, al cabo de los tres años es liberado después de escenificar una huelga de hambre de 19 días.

Su condena es firmada sin haber sido hallado culpable.

Su hijo mayor sufrió un accidente, quedó paralítico. Al no concedérsele el permiso para viajar a Miami y encontrarse con él realizó un intento de salida ilegal junto a su hermano carnal Sebastián. Fueron detenidos y condenados a 8 y 7 años de cautiverio respectivamente.

Una vez cumplida la sanción, los dos hermanos presidieron y dirigieron el Comité Cubano pro Derechos Humanos, organización insigne de la oposición democrática. Gustavo le realizó un cuestionamiento a Fidel Castro en la Granjita Siboney por no informar a tiempo en qué consistiría la acción bélica, de cara al asalto al Cuartel Moncada, lo cual molestó al jefe.

En ese evento violento recibió un impacto de bala en la columna vertebral que casi le cuesta una parálisis total.

Guillermo Cabrera Infante, llegó a comparar en su genial imaginación literaria a Arcos Bergnes con el hombre de la máscara de hierro, de Alejandro Dumas.

Gustavo estaba lejos de la mitomanía, la excentricidad, el afán de protagonismo desmedido y demás vicios que han padecido otros.

Se propuso y lo logró, ser un ciudadano consecuente con sus ideales, ser una persona decente y de bien.

 

 
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