El día 23 en la mañana fue detenido y conducido para el cuartel de la Policía Política de Sancti Spíritus, Aurelio Cabrera Glez del MCR, al salir de su vivienda.
La noche anterior lo provocaron varios oficiales del DSE, en el contexto de la celebración del 26 de julio.
Dicha celebración está revestida de simbolismo para las élites y las menguadas bases del castrismo, pero cuando se analiza juiciosamente, adoleció de lo siguiente:
Las probabilidades de éxito de ambos asaltos eran nulas, demostrándose el poco pensamiento estratégico táctico de la dirección del M-27-7.
Se escogió el escenario de los carnavales de la ciudad, de gran actividad y celebración, con los posibles muertos y herido civiles.
Se tomó un hospital civil repleto de pacientes como punto de apoyo al ataque, lo cual es un contrasentido.
Al hacerles tantas bajas al ejército y la policía no se podía esperar compasión con los asaltantes, o sea, fue un hecho violento y sangriento, que en cualquiera de los casos estaba llamado a ser replicado de la misma manera.
Las sanciones relativamente leves impuestas a los sobrevivientes, las excelentes condiciones carcelarias y la pronta amnistía recibida, demostraron el proceder benigno con que fueron tratados, a pesar de la gravedad del hecho.
A la luz del Código Penal vigente y el historial de presos políticos en todo el "período revolucionario", los hechos insurgentes y la respuesta recibida del Batistato, sin proponérselo, en alguna medida, ensalzan al régimen militar anterior a 1959.
El tratamiento recibido por Cabrera González es desproporcionado y tremendamente injusto, así como, los espirituanos y toda Cuba no tienen nada que festejar, por el contrario se evidencia un fracaso total del "Programa del Moncada" y ni qué hablar de los sucesivos.
Ha llegado la hora, de enrumbar a la Nación en la consecución de una transición hacia la Democracia.
Con los cuestionamientos de Lula, Petro, Mujica y otros a Maduro y sus declaraciones, se pone de relieve a la izquierda en proceso de desintoxicación del autoritarismo. Los castristas deben tomar nota.