El día 16 en la noche se robaron la documentación de la Oficina de Control Pecuario de Camajuaní, en un contexto donde en 2021 se registraron pérdidas en el país de 33 690 animales entre vacas y caballos y 82 445 en 2022, siendo la provincia de Villa Clara la peor.
La falta de recursos, la corrupción galopante, la falta de infraestructura para proteger a los animales, la ineficacia institucional incluidos los servicios policiales y de seguridad y la necesidad de presentar pruebas de los delitos cometidos, que no siempre es fácil, son algunas de las causas de la debacle.
El vandalismo resultó demoledor, pues crea dificultades para la trazabilidad del ganado, aumenta la vulnerabilidad del campesino e interrumpe las operaciones administrativas.
Por la existencia de una economía de ordeno y mando, que genera una disminuida masa ganadera y desabastecimiento, también una burocracia depredadora, cuerpos de inspectores no idóneos y una cultura de sálvese quien pueda, de seguro, algunos presuntos perjudicados arremetieron contra la papelería para borrar las pruebas de posibles transgresiones de la ley.
El hecho pone de relieve la pésima herencia y el desacierto reinante.