Según el legislador ruso Serguei Miranov, Moscú estaría considerando el despliegue de misiles en Cuba, similar a las declaraciones efectuadas en enero pasado por el primer vicepresidente del Comité de de Defensa de la Duma Estatal, Alexis Zhuraulev.
La visita reciente al país de una flota naval con capacidad de transportar misiles hipersónicos, en un contexto de guerra de invasión resulta muy preocupante, al igual que la aseveración de Putin sobre la necesidad de reanudar la producción de misiles nucleares.
Históricamente, el castrismo ha demostrado disposición a aceptar ayuda militar de potencias enemigas de EE UU, como cuando la crisis de los misiles en 1962.
Por otra parte, las inversiones estratégicas en la maltrecha economía y el apadrinamiento militar necesario lo está asegurado significativamente Rusia, lo que les permite a las élites de verde olivo, incluso, hasta su supervivencia en el poder, en consecuencia puede influir poderosamente en la aceptación de misiles rusos en suelo antillano.
La mala noticia para los jerarcas comunista y para toda la nación es la escalada automática de tensiones con EE UU y otros países, resultando en sanciones adicionales, e incluso en una intervención militar.
Tal desatino, de seguro, generaría preocupación y oposición dentro del país, así como internacionalmente, empezando por países Latinoamericanos y del Caribe, que invocarían el acuerdo de la CELAC sobre la región como zona de paz.
La intención del gigante eslavo de ejercer influencia en la región y de tener a Cuba como su principal apoyo, pasa por la condonación en 2014 en un 90% de la deuda contraída con la antigua URSS, así como en la restructuración de la deuda en 2024, otorgando condiciones más favorables.
El reciente acuerdo estratégico entre Rusia y Corea de Norte, que incluye asistirse mutuamente en caso de agresión, crea temor por el eventual involucramiento del ejército regular cubano en el conflicto bélico europeo, debido a que el gigante euroasiático considera una agresión la pretensión de parte de Ucrania de recuperar el territorio anexado por ellos, pues también los castristas poseen un acuerdo estratégico con el Oso Blanco, aún cuando no se sabe con precisión el contenido del mismo.
Moraleja, la opción del socialismo real en 1959 (comunismo) no se pude separar de las alianzas y rivalidades en el escenario internacional. Lamentablemente, la nación está encallada en el bando de las autocracias, lo cual tiene consecuencias como la padecida actualmente.
Se hace un llamado a las autoridades castristas, las únicas existentes, a desestimar alianzas e involucramiento de consecuencias fatales para la nación.